sábado, 20 de abril de 2013

Novela: Jigoku Hunter - Capítulo 4: Alma Pétrea

Capítulo 4: Alma Pétrea


Tras una larga huida, el Hada Rinki-Rinki cayó exhausta a un rió donde la corriente arrastró al grupo hasta un nuevo amanecer.

-Parece que esta mañana el mar está agitado...
-Si, hoy pescaremos mucho...¿Eh? ¿Qué es eso que flota en el río?

Un par de pescadores avistaron lo que parecía ser una burbuja gigante flotando en mitad del río. Ayudados con las cañas de pescar lograron llevarla a la orilla y al tocar el suelo la burbuja explotó.

-¡Mira! ¡Había gente dentro!
-¿Como es posible? ¿Estarán bien?
-Mejor que los llevemos dentro, respiran pero están dormidos...

Los pescadores metieron a los chicos en una cabaña que tenían muy cerca del río, les pusieron mantas y encendieron un fuego para que descansaran.
Al cavo de unas horas, Taka despertó.

-¿Eh? ¿Qué hago aquí? ¿Rinki-Rinki? ¡ABUELA!

Los pescadores se acercaron rápidamente a la niña para tranquilizarla e intentar saber de dónde venían, pero la joven no dejaba de gritar pensando que esos hombres querían hacerle daño.

-¡Tranquila niña! ¡Solo queremos saber tu nombre y que hacíais dentro de una burbuja en el río!
-¡Dejadme en paz! ¡Nakaru! ¡Mika! ¡Rinki-Rinki! ¡AYUDADME!
-¡Shhh! ¡No grites niña! ¡Tus amigos están aún dormidos! ¿Lo ves?

La pequeña reaccionó y dejó de gritar al comprender que les acababan de salvar la vida, entonces empezó a llorar de forma desconsolada.
Nakaru abrió los ojos, pero no se podía mover, él solo vio a su hermana llorando frente a dos desconocidos.

-¡Eh! ¡Dejad a mi hermana en paz!
-¡Oh! ¡Joven! ¡Tranquilo por favor! ¡Solo somos dos pescadores que os han encontrado flotando en el río! ¿Qué os pasó?

Nakaru entendió la situación y les contó entre ligeras lágrimas que un Jigoku había arrasado su pueblo y ellos eran los únicos que habían logrado escapar. Su expresión era una mezcla de rabia y dolor.

-¿Has dicho que arrasó Ayihe? ¡Conozco ése pueblo! ¡Pero ésta no es la región de Chia, estamos al sur, en la región vecina, Wakane! Debéis de haberlo pasado realmente mal. -Se lamentaba uno de los pescadores.
-¿Tan lejos? ¡No puede ser! ¡Debo volver! ¡Voy a patear-le el trasero a ese maldito Jigoku!

Mientras hablaban, Taka dejó de llorar y empezó a buscar a Rinki-Rinki, que por suerte había ido a parar al interior del cojín de su Kimono y seguía durmiendo. Ella se alegró al ver que estaba bien y lo mantuvo guardado para no alarmar a los pescadores.

Mikashi seguía sin despertarse y tenía heridas de arañazos por varias partes del cuerpo, eran de un color lila brillante, no tenían buen aspecto.
Después de pasar la noche en casa de los pescadores Nakaru y Taka se sentían mucho mejor, pero Mikashi seguía sin dar señales de mejoría.

Los pescadores les contaron que si las heridas las había causado un Jigoku podrían acudir a alguien de quien habían oído hablar en esa región para tratar de sanarlas, pero ésa persona no era de confianza.
Se trataba de una bandida que gracias a la marca de la tierra que recorría su cuerpo era capaz de curar brujerías y heridas, pero a cambio exigía todas las pertenencias de sus clientes.

El grupo no tenía muchas mas opciones, necesitaban salvar a Mikashi y decidieron partir en busca de la bandida conocida como Tamashī no ishi ( Alma Pétrea) .
Los amables pescadores ofrecieron a los hermanos una plataforma con ruedas para poder transportar a Mikashi y un mapa donde habían marcado tanto la cabaña como los pueblos donde se movía la temida bandida..

Pasaron unos minutos desde que dejaron a los pescadores y los hermanos tiraba de la plataforma donde transportaban con todas sus fuerzas al espadachín .

-Nakaru...¿Tú crees que la abuela Kutomi habrá muerto?
-¡No hables de éso Taka! -Le gritó su hermano mirando al suelo con los ojos llorosos.
-¡Hermano! ¡No podemos callar y hacer como si no pasara nada! ¡Es nuestra abuela y no podemos olvidar-la!
-Lo se hermana...Es solo...solo que...¡No voy a perdonar a ese maldito demonio! ¡Voy a destrozarlo con mis propias manos! -Gritó Nakaru con firme determinación.

Los jóvenes prosiguieron el camino durante unas horas en triste silencio, hasta que llegaron al primer pueblo marcado en el mapa, era pueblo Kawane. El lugar era pequeño solitario, sus tierras eran yermas y no parecía haber nadie en el pueblo, era un pueblo fantasma. Los hermanos buscaron en todas partes sin hallar a nadie y decidieron ir hasta el siguiente pueblo, pero cuando se disponían a marchar una voz anciana les gritó.

-¡Vosotros!
-¿Has oído eso hermano?
-¡Si! Parece que viene de allí...¡Vamos!

Se trataba del alcalde del pueblo, que les explicó a los chicos que la conocida bandida dejó en la ruina al pueblo tras sufrir una epidemia que logró curar y que él había decidido quedarse.
Los hermanos le dijeron que necesitaban encontrar a esa mujer urgentemente y el anciano, ante tanta insistencia, les contó que tenía una base donde guardaba todas sus riquezas y que se dirigieran allí para encontrarla. El alcalde marcó en el mapa el punto exacto donde estaba su guarida y les recomendó el mejor camino a seguir. Tras despedirse, el grupo prosiguió su camino.

Nakaru y Taka hacían sus mejores esfuerzos para tirar de Mikashi, que se mantenía inerte. Según el mapa no tardarían en llegar a la base si se mantenían por el camino que les marcó el anciano.

-Bien Taka...Parece que dentro de nada llegaremos. Estoy exhausto, podríamos parar para descansar un poco...Si esa mujer es tan temible tendremos que estar preparados.
-Bien hermano...Yo también estoy cansada...

De pronto un grito se escucho de entre los arboles del camino y de la nada salieron varias personas que se abalanzaron sobre Nakaru y lo incapacitaron en el suelo. Otros mas salieron por el otro lado agarrando a Taka y por último una figura femenina se descubrió ante ellos.

-¡Jajajaja! ¡Caísteis en mi trampa!A veces me lo ponéis tan fácil...Otros clientes a los que atender...

CONTINUARÁ



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